martes, 4 de septiembre de 2012

PAPA. ¿TODAVIA ES OTOÑO? (CUENTO INFANTIL)


“Esta pregunta me la hizo mi hijo hace cierto tiempo, era Otoño llevábamos varios días de  mucho calor, el calor lo identifican los niños en su ingenuidad con el Verano y a partir de aquí se me ocurrió el cuento”.

Si miras la tierra desde arriba, los colores que predominan son el azul y el blanco, antes el verde pero cada vez menos y, el azul se está volviendo gris. Esto ocurre porque las personas no quieren a la tierra que por siglos les ha dado cobijo, calor y alimento. Gaia se llama la tierra y está enfadándose mucho ya que no la tratamos como ella nos cuida.

El sol tiene menos paciencia que Gaia y se ha enfadado de verdad, tanto que ha decidido que, hasta que las personas no sean conscientes de lo poco que cuidan a su madre se ha negado a lucir y calentar pero tampoco va a dejar que haga mucho frío y que llegue el invierno. Esto ocurrió en Otoño. La tierra se está poniendo mala por todo lo que hacemos, como castigo el sol no manda calor ni deja pasar las estaciones, porque tampoco deja que haga frío. Mientras esto ocurría, los niños seguían con su rutina, pero los meses iban pasando y el Invierno y la  Primavera no llegaba y por supuesto tampoco el Verano, siempre era Otoño con su cielo gris y sus hojas cubriéndolo todo. Porque en Invierno el cielo también es gris o blanco pero es divertido con la nieve y las Navidades. Ahora, simplemente cielo gris y árboles desnudos mientras todo se alfombra de hojas caídas.

Víctor, un niño muy imaginativo, preguntó a su papá que pasaba y su padre le contó todo. Porque los papás saben mucho y si encima siempre lee y cuanta cuentos, mucho más-¡Pero eso significa que no iremos a la playa ni a la montaña!- decía preocupado-¡Tampoco habrá vacaciones de Navidad, ni turrón ni regalos!¡Y tú tendrías que seguir trabajando!-Finalizó. La conversación con su padre le tuvo preocupado muchos días, y eso que en el colegio los niños ajenos a todo se lo pasaban en grande jugando con las hojas saltando sobre ellas como si fueran una enorme colchoneta.

Pero los niños se cansan de todo y, seguían yendo al colegio todos los días y sus papas estaban cada vez más enfadados porque no dejaban de trabajar. Los niños ni tenían abiertas las piscinas ni tampoco se teñía el suelo de blanco con las primeras nevadas; además, el Otoño es triste y frío y había días que no podían salir a la calle. -¿Por qué no brillaba el sol? ¿o nevaba si el sol no quería brillar?- Víctor pensó que debía hacer algo. Que triste sería vivir siempre en Otoño. Fue a preguntar a su padre – Papa, ¿Qué podemos hacer para que el Otoño pase? Tenemos que hablar con el Sol- Su papa pensó un momento y dijo- Si el sol está enfadado porque no respetamos a la tierra, tendremos que preguntarle que podemos hacer- Víctor dijo- Si, pero el sol es muy grande y está muy lejos ¿Cómo le puedo preguntar?- su padre dijo- Podíamos preguntarlo a algún árbol ya que hay muchos muy antiguos y seguro que serán muy sabios y pueden decir como llegar hasta el Sol para hablar con él.

Dicho y hecho, la energía de los niños es inagotable así que se fue con su padre a la sierra a buscar un árbol antiguo y sabio. Después de mucho andar, en la cima de una montaña, había un bosque de árboles pero en el medio, destacaba sobre todos, una enorme Encina que sobresalía por encima de las demás copas de los árboles. Víctor dijo emocionado- ¡Papa que grande, debe ser muy, muy antiguo! ¡Vamos a preguntarle!- decía mientras tiraba de su padre. Desde cerca, el árbol parecía que crecía hacia el cielo sin descanso; el niño preguntó al árbol y, tuvo que esperar mucho porque un árbol que lleva tantos años viviendo no tiene prisa para hablar porque tiene todo el tiempo del mundo. Pero como los niños son muy impacientes después de preguntarle varias veces su padre le dijo que no lo hiciera más no se fuera a molestar. Se sentaron sobre sus raíces y esperaron ¡hasta la tarde! Al final el árbol habló con voz profunda y pausada y mientras lo hacía se movían sus ramas - Si quieres hablar con el Sol, haz un gran montón de hojas como las que haces en el Cole, siéntate en ellas y grita “¡Llevadme hacia el sol!”- Víctor preguntó- puede venir papa ¿no?- Y la encina le dijo- ¡Nooo! El Sol está muy enfadado con los mayores y se quemaría…Debes ir tú si tienes suficiente valor- Víctor miró a su padre que le dijo- Hijo, ya eres mayor, ¡8 años!, sabes que hay que empezar a hacer las cosas solo. Yo confío en ti y sé que lo solucionaras pero debes ir tú- El niño no dijo nada, tenía miedo, nunca había salido solo a la calle y este viaje era mucho más largo. Miró a su papa que le sonreía y oía las palabras que le decían confío en ti, y su papa estaba sereno, lo veía en sus ojos; sonrió, saltó sobre las hojas y gritó-¡Llevadme hacia el Sol!

Los vientos otoñales elevaron rápidamente las hojas y, como si de una bandada de pájaros se tratara rodearon al niño mientras se elevaba. Su padre se hacía pequeñito, hasta la enorme Encina cada vez era más insignificante. “¡Que sensación volar!” pensaba; luego empezó a hacer frío y lo notó pero fue solo un segundo porque las hojas se apretaron más a él a modo de abrigo de hojas ¡Claro! Y enseguida le calentaron. Víctor se durmió, el viaje era largo y en sus sueños soñó estrellas y planetas, luces, naranjas, verdes, amarillas, auroras boreales…Y él paseando por los planetas que recorrían sus sueños. Luego, empezó a notar calor, se acercaba a su destino y se despertó, al abrir los ojos se encontró en una nube y toda la luz a su alrededor era amarilla como los rayos del sol. Frente a él, se formó una pasarela de nubes que llevaban a una especia de puerta roja y con arrojo, atravesó la pasarela y traspasó la puerta. Dentro, una gran cúpula amarilla y en el centro un señor con traje naranja y barbas ¡amarillas! Miraba por un telescopio mientras accionaba infinidad de palancas que tenía a su alrededor, “¡El conductor del sol!” Se dijo a si mismo y, como si hubiese leído su pensamiento le respondió- Así es Víctor, no tengas miedo y acércate- El niño le preguntó de inmediato- ¿Por qué ha parado el Sol? Todo es muy triste abajo- El conductor del sol le respondió- Te sientes triste ¡Verdad? Dime que sientes- Víctor pensó un momento y dijo- Noto frío y en el corazón hay algo que pesa mucho y no me deja reír ni jugar; tampoco al resto de niños, me dan ganas de llorar-. El conductor sonrió- Pues, igual que tú se siente Gaia, la tierra-. Replicó el niño- ¡Jo! Pues es realmente molesto y no quiero que llore, ningún niño quiere llorar. Le explicó al niño el porqué el Otoño persistía en la tierra y le dijo que si quería que calentara, debían hacer algo- Los mayores ya no escuchan los lamentos de la tierra pero vosotros sí- sentenció-me tienes que dar tu palabra de que harás algo sino no calentaré ni enfriaré la tierra  no dejaré que llegue el Invierno y el Verano-.El niño prometió hacer lo que pudiera. El conductor sonrió y accionó una palanca muy grande que hizo que poco a poco, la cúpula donde estaba empezara a cambiar de color, lentamente, primero más anaranjado, luego rojo…..

Cuando Víctor llegó a la tierra, lo primero que hizo es reñir a su padre por dejar a veces papales en el suelo y no recogerlos. Luego al llegar a casa, se acordó de cómo tenía su cuarto y lo recogió y limpio de papeles su habitación. Empezó a recoger papeles por la calle primero él, luego con su hermana y se lo contó a sus amigos que, riñeron a sus papas y empezaron a evitar tirar cosas al suelo. En el Ampa se reunieron los padres y contaron que sus hijos les había dado por reñirles cuando no usaban las papeleras y que recogían desperdicios del suelo. Todos los padres dijeron lo mismo, también dijeron que parecía que por fin empezaba a llegar el calor. El Ampa acordó hacer batidas para recoger la suciedad, primero en el colegio, luego fueron a los campos cercanos y como eran muchos niños y padres lo pasaban en grande. El la cocina inventaron unas bolsas para que los que no se comieran la comida pudieran llevársela a su casa. Los colegios  y el instituto con todos sus chicos y chicas, recogieron firmas para que el pueblo se empezara a hacer cosas como: reciclar mejor o ahorrar agua. La gente se veía cada vez más en las batidas, sobre todo porque había mucho que recoger y empezaron a darse ropa entre ellos que a algunos no le servían o no usaban…..

Pasó el inviero, casí de golpe, celebrando las navidades en familia y fue muy frío pero muy entretenido y corto. La primavera apenas si llegó, de pronto, en los árboles de ramas desnudas salieron los brotes de las hojas como si fueran champiñones, es decir, muy rápidamente y en un suspiro llegó el verano y Víctor y su hermana fueron a la playa con su padre. La sorpresa del niño fue increíble cuando vieron lo limpia que estaban. María dijo- ¡Más limpia que el año pasado!- Su padre leyó una nota en la que ponía que se había aumentado mucho los esfuerzos en limpiezas y saneamiento de costas. Fueron unas grandes vacaciones aunque más cortas que de costumbre porque el Verano había llegado con mucho retraso. El sol por supuesto calentó más que nunca. El condutor del sol debería estás manejando todas las palancas a la vez.

“Como he dicho, solo un ingenuo cuento infantil pero con moraleja; querer es poder y no hace falta ser un mandamás del país, pensemos en el futuro no en el ahora y tengamos lo necesario no lo accesorio”.

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